Una experiencia que nos sirva para reflexionar
sobre la enseñanza y el aprendizaje en los colegios del Perú - La disciplinada
enseñanza que tuve en mis estudios de "inicial" a los cinco años con
la "señorita" Mercedes fue básica para mi formación como persona.
Esta educación me sirvió como escolar para ser una persona responsable y como
maestro para enseñar a mis alumnos a que se comprometan con sus estudios.
Aprendí mis primeras letras en la época en que nos gobernaba el dictador Manuel
A. Odría.
Mi madre Maria Luisa de Pinedo me llevaba con una
silletita a esta improvisada aula del Cercado de Lima. Esta maestra de barrio
impartía clases a sus pequeños alumnos con mucha dedicación. Si no cumplíamos
con las tareas en el aula nos castigaba con palmetas que nos hacían
recapacitar. Los padres aceptaban esa actitud. Nos castigaban al final de
clases con más tareas hasta que las cumpliéramos. Me hace recordar las décimas
“A cocachos aprendí” de Nicomedes Santa Cruz.
En 1953 estudié la primaria en el Colegio de la
Rectora. El docente Hipolito Napaico era un hombre muy serio y responsable.
Todos los docentes usaban ternos y eran muy capaces. No podíamos llegar tarde y
corríamos para llegar a tiempo. Si éramos malcriados nos castigaban al final de
la clase. Nos quedábamos y el director nos mandaba a ranear, o a terminar
nuestras tareas. Teníamos que hacerlo así fueran las ocho de la noche… y los
padres aceptaban esta medida. Eran otros tipos de padres, más comprometidos,
que ayudaban a sus hijos en la noche a terminar sus tareas.
Después de salir de la escuela, a diez metros,
ubicábamos un prostíbulo. Nunca entendí cómo las autoridades permitieron que
existiera dicho antro de perdición. En ese ambiente me eduqué y los padres de
familia reforzaban las enseñanzas de los maestros y la disciplina que imponían.
Por esto creo que la educación peruana se fracturó cuando llegaron a nuestra
patria las benditas ideas liberales de sobreprotección. Cada niño podía hacer
lo que se les diera la gana y se tenía que respetar sus bravuconadas e
inmadureces. O si no se atentaban contra los derechos del niño. En la
actualidad podemos ver los resultados de alumnos irresponsables, inmaduros y la
deserción escolar como una justificación de que pierden el tiempo en estos
centros de estudios.
En 1959 ingresé a estudiar al colegio Alfonso
Ugarte que se encontraba en San Isidro. Nos gobernaba Manuel
Prado Ugarteche, un estadista conservador. Viajaba en tranvía y estudié
los cinco años con sobresaltos. Había un regente (señor Elias) más conocido
como "Magua" y un Teniente (Moran), quienes imponían la disciplina en
el colegio. Qué respeto de los alumnos, profesores y auxiliares hacia estos
personajes. Aquí me decepcioné de la actitud de los alumnos en relación a su
preparación. Habían buenos profesores y algunos de ellos hasta catedráticos.
Pero el alumnado era de baja calidad, irresponsables, malcriados que no
respetaban a las autoridades.
Estudié hasta 1966, correspondiente al primer
gobierno de Fernando Belaúnde Terry. Me encontré con alumnos desinteresados en
los estudios que les ponían apodos a sus profesores y no los dejaban dictar sus
clases. Con el permiso del auxiliar paraba en la biblioteca leyendo y ganando
tiempo y acudía a mis exámenes cumpliendo todas mis tareas. Discutía diferentes
temas con los docentes que respondían a mis inquietudes académicas. El status
del docente comenzó a desvalorizarse. Mis compañeros de estudio estaban en la
luna calentando el asiento.
En esa época me di cuenta que la famosa educación
secundaria gratuita era un acto demagógico de los políticos que gastaban el
dinero de todos los peruanos con alumnos que no iban al colegio a estudiar.
Terminé mi secundaria desorientado por este ambiente pandelleril. Luego, al año
siguiente me invitaron a una reunión de ex alumnos. Acudían todos ellos y se
reunían para recordar los insultos, los apodos y las travesuras que ellos
habían hecho a sus maestros y también, dicho sea de paso, las agresiones a los
compañeros. Nunca más volví porque consideré intrascendente este tipo de
reuniones extra escolares.
DESENCANTO
Al salir a la calle postulé a la Universidad Federico Villareal y comprobé que
para ingresar a dicha universidad había que ser aprista o un mediocre sobón.
Comencé a desencantarme de esta realidad. Los valores que me habían
proporcionado los maestros en la práctica no se cumplían. Tuve la suerte de
conocer a algunos amigos poetas como Jorge Ovidio Vega en un Congreso de Poetas
en Jauja. Tuvimos gratos momentos de tertulia literaria y de aprendizaje cultural.
Gracias al golpe de Estado militar de Juan Velasco
Alvarado me di cuenta que los principios de esta revolución eran cambiar las
estructuras caducas de esta sociedad y la mentalidad corrupta de sus
ciudadanos. Me identifiqué con ella y con su Reforma en la Educación
representada por Augusto Salazar Bondy y que profesaba una educación
esclarecedora, para el trabajo, para la identidad, antialienante y
comprometedora con la sociedad. Creo que ha sido una de las mejores reformas
para la educación que ha existido en nuestra patria.
Participé en eventos educativos y culturales y me
encontré con la jauría ultraizquierdista y derechista que deseaban destruir
estos cambios. En verdad a mis veinticinco años fue un golpe tremendo para mis
aspiraciones. Es decir, vivir en una sociedad en donde se convivieran con
hombres integrales. Esta gentuza se infiltró en los diferentes organismos del
Estado y sabotearon el proceso hasta destruirlo y desgraciadamente con la
resquebrajada salud de Velasco un grupo de militares desleales le dieron el
golpe de Estado de 1975. Fue el felón de Morales Bermúdez quien se encargó de
esta traición.
En la época de Velasco me encontré con un Sutep
reconocido legalmente, pero debido a su ultraizquierdismo pedía más de lo que
podía darle el gobierno. Estos maestros calificaron de fascista a Velasco a
pesar de que el los reconoció. Me di cuenta que esta organización magisterial
tenía buenas intenciones para sus afiliados, pero eran muy sectarios provocando
una serie de problemas educativos y huelgas. Es decir que la democracia
pluralista interna dentro de esta organización no funcionaba.
En ese tiempo paraba por San Marcos y observé la
afiebrada discusión política entre apristas y ultraizquierdistas totalmente
incoherentes e intrascendentes para los alumnos y escolares del país. Al
desmembrarse los cambios de Velasco los maestros cumplían con sus clases pero
no se formaban intelectualmente. Su cultura era marxistoide y no la ampliaban
con otros criterios. Fue por esa década en que aparecieron muchos colegios
particulares en donde se impartía enseñanza de mejor calidad. Los padres
sacaban a sus hijos de los colegios nacionales y estos comenzaron a llenarse de
alumnado lumpen, hijos de padres conflictivos con niños abandonados, pero también
de buenos alumnos que deseaban estudiar pero que eran perjudicados por la
mayoría de escolares anarquizados.
CHACRA MAESTRO
Ingresé a trabajar como maestro en 1984 en el
colegio Juana Alarco de Dammert. La preparación de los docentes era del texto.
No había amplitud de criterio. Le echaban la culpa a los bajos sueldos. Enseñé
después en los pueblos jóvenes y comprendí la falta de infraestructura
educativa con la que aprendían los niños y la baja calidad educativa de muchos
docentes. En esa época que brotaba con sus ideas intransigentes "Sendero
Luminoso". También trabajé en el Callao tanto en primaria como secundaria.
Estos alumnos tenían su propia identidad.
Viajé a provincias y me percaté que los maestros
tenían mucho más mística que los de Lima. Como también que los alumnos eran
menos conflictivos y más ávidos de conocimiento. “Chacra maestro”, porque
comían los temas del texto y de allí repetían a los alumnos. Si el alumno
preguntaba fuera de ese contexto no sabían qué contestar o los reprobaban. Al
maestro los alumnos no lo respetaban como tampoco los padres. Creían que los
docentes tenían la obligación de aguantar a sus vástagos porque ellos no podían
controlarlos ni formarlos.
Al aparecer la Derrama Magisterial jugó un papel
importante en la formación de los docentes de todo el país. Importante aporte a
los maestros. A pesar de algunas buenas enseñanzas y estrategias de
aprendizajes de los docentes, los alumnos no aprendían o no les interesaban los
cursos. Era la década de Fujimori que se empobreció la imagen del maestro. La
aparición de la televisión con sus programas basura, luego la Internet con
videos y juegos violentos e intrascendentes destruyeron la moral del docente y
del alumnado. De "chacra maestro" pasaron a "chacra
alumno", según ellos no les importaban que los aprobaran con once. Lo que
querían era pasar de año. Por eso en una evaluación internacional de alumnos
quedaron penúltimos en comprensión lectora y en lógico matemática. ¡Qué
vergüenza!
En relación a los padres se quejaban que sus hijos
no estudiaban y que no los respetaban. Daba la impresión que los padres les
tenían miedo a sus hijos. Es decir que con las universidades privadas que
aparecieron por todas partes y la baja calidad educativa de los maestros como
de los alumnos se empeoró la educación. Luego vino Alan García quien
subestimaba a los docentes con sueldos de hambre. Fujimori ya se había
encargado de satanizar y desmantelar al magisterio y Toledo dio aumentos que no
eran pensionables. Se implantaron evaluaciones cognitivas aprobadas por el FMI
para el desarrollo profesional del docente. Es decir con su planteamiento
demoliberal priorizaban los conceptos teóricos de una cultura de la
globalización.
He cumplido veintiséis años de docente y me he
encontrado con muchos esforzados docentes que hacen lo imposible para enseñar
con efectividad. Pero se encuentran con la insensibilidad de las autoridades
educativas que les siguen proporcionado sueldos de hambre, con medios de
comunicación desorientadores para los estudiantes y con padres de familia
consentidores de la malcriadez de sus hijos. Es decir vivimos en un sistema
educativo donde todas las responsabilidades más exóticas se las quieren
entregar a los maestros del Perú. Esta actitud desmoralizadora tiene que
cambiar para el bien de todos los peruanos. Esperamos que con la nueva ley de
la Carrera Publica Magisterial se pueda mejorar la educación en nuestra patria.
Si no se hace esta realidad social se terminara convirtiéndose en un letargo
para del desarrollo. ¡Ojalá que me equivoque!
Humberto Pinedo Mendoza (Lima, 1947) Ha publicado cuatro libros de poesía: Olguita
Amando, Topus, Avizor y Convulsión. Libros de Historia Rostros y Rastros del Callao y La Historia de San Miguel.
Incluido en la Historia de la Literatura Peruana de Augusto Tamayo Vargas, César
Toro Montalvo y José Beltrán. Ha sido Presidente de la Casa del Poeta del Callao
en 1992 e integrante de Gleba Literaria. Incluido en los suplementos
dominicales del Comercio y Ojo y en la revista Olandina. Como Periodista ha
trabajado en el diario Expreso, Ojo, Oriental el diario Callao y el Faro. Ha
sido columnista de las páginas de Historia y Cultura de los diarios del Callao.
De acuerdo a los críticos literarios Wolfgang Lutching, César Toro Montalvo y
Augusto Tamayo Vargas el poeta Humberto Pinedo practica una poesía concreta de
gran significado y sensibilidad social.
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