Por Humberto Pinedo
Mendoza (*)
Editorial Lucífuga |
Esta compilación
y antología producto del trabajo en conjunto de Raúl Allain y Luna
Miguel no tiene nada que ver con el "summum post mortem" de
la poesía de jóvenes creadores españoles como peruanos improvisados de
fines del siglo. La mayoría de estos versos son provocativos por su búsqueda
con la palabra y con la acción fortuita. Se nos muestra un mundo desconcertado,
alucinante y lleno de encuentros con la realidad, y su mundo vital. Es
contradictorio, pero aleatorio en su necesidad de vivir para ser o para
salvarse.
Sombras tenebrosas, abismos
necesarios, ciudades con espíritus tristes y sentimientos apaleados. Este
libro nos lleva a dilucidar la importancia como generación. O si
estamos actuando bien o estas generaciones de la informática están
perdidas. O si se están despercudiendo del marasmo tecnológico. He aquí una
invitación necesaria para estos 30 millones de seres humanos peruanos que
no saben hacia dónde van. Pero van...
Como diría Héctor Ñaupari
estos jóvenes vates son balas del futuro, como Demian de Hesse es que están rompiendo el huevo creativo de la
poesía o de una nueva realidad ontológica o vital. Lo informativo o lo natural.
Orwell no se equivocó sobre su apreciación futurista cuando de esta época nos
hablaba. Por qué españoles y peruanos. Porque es una época de globalización.
Todos somos mestizos e irreverentes a nuestra manera. Buscar un camino que los
lleve a la felicidad. Algunos agoreros dirán que el infierno de Dante esta
aquí, otros en el paraíso cristiano. Yo creo que esta generación está viviendo
una ambigüedad sin parto. Hasta cuándo, no sé. Solo ellos lo saben.
Estos poetas han nacido entre 1989 y
1990. El soplo a lo desconocido es su condición existencial. Así tenemos a
Rafael Banegas que trata de cometer un deicidio cuando versa "La herencia
del padre". El matar a su ser querido no es físico sino espiritual. Encontramos
características símiles en la obra de teatro cubano La noche de los asesinos. Es decir, esa referencia a la búsqueda de
sí mismo a pesar del afecto que los une.
Edgar
Campos elucubra con vitalidad religiosa buscando un cristo putrefacto o
desconcertado. Es un despertar a la vida tormentosa. En cambio María Ferreira
nos recrea con versos citadinos: “(…) no me drogo, no bebo, no como, / joder, joder, deja que me distraiga un poco.”. La ironía de Alberto Guirao se
anatematiza en "Los perros nunca leen fábulas para perros". Versos
matutinos, estudiantiles. Posee una sensación de marea mañanera.
El poema de Rodrigo Olay es un poema a
Venecia. Como la Venecia de todos los momentos inolvidables curtidos con piel
de marino, de la misma forma Sara R. Gallardo y Arturo Sánchez escriben
mostrando un mundo industrial que nos imbeciliza. Es decir un mundo de plegaria
de libros que estrangulan los días y tratan de zafarse.
En el caso de los poetas peruanos, sus sentimientos son de ambición y de regreso a lo natural y al dolor humano. Por eso Indira Anampa exclama rebelde contra el maltrato y el abandono. Sebastián Aragón trabaja la palabra como herramienta de vida. En cambio José Jiménez Cruz lo nombra cargado de amor: “La nombraré amor y besaré su pecho / Cargado de amor y se eclipsará la noche, (…)”. También es el caso de Fran Maza Salazar cuando dice: “Déjame aunque sea, / beber de tus ríos (…)”. En Carlos Miranda Passalacqua y Érika Nolasco encontramos como en los versos de “Matrioska”, rasgos sintomáticos.
También hallamos un regreso a la plantilla adánica, a lo lujurioso y lo sensual. El amor como búsqueda de satisfacción terrena.
Podemos encontrar en Laura Rosales y Blanca Segura la mayor cantidad de asombro. Empero identificada con la naturaleza. Finalmente Humberto Solórzano exclama al payaso su inquietud de vivir y contra el tiempo.
En cuanto a estos 20 poetas españoles
y peruanos el vivir es una contradicción por vivir como asombro. Para mí todos
estos textos conforman una simbiosis de provocación, versos que usted lector degustará
a su parecer, pero con mucha capacidad de ambigüedad y de satisfacción.
(*) Nacido en Lima en 1947. Ha publicado cuatro libros de poesía: Olguita
Amando, Topus, Avizor y Convulsión. Libros de Historia Rostros y Rastros del Callao y La Historia de San Miguel.
Incluido en la Historia de la Literatura Peruana de Augusto Tamayo Vargas, César
Toro Montalvo y José Beltrán. Ha sido Presidente de la Casa del Poeta del
Callao en 1992 e integrante de Gleba Literaria. Incluido en los suplementos
dominicales del Comercio y Ojo y en la revista Olandina. Como Periodista ha
trabajado en el diario Expreso, Ojo, Oriental el diario Callao y el Faro. Ha
sido columnista de las páginas de Historia y Cultura de los diarios del Callao.
De acuerdo a los críticos literarios Wolfgang Lutching, César Toro Montalvo y
Augusto Tamayo Vargas el poeta Humberto Pinedo practica una poesía concreta de
gran significado y sensibilidad social.
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